En un informe de un programa de televisivo dominical se muestra a un grupo de alumnos, fuera de sus colegios en horario escolar, en las llamadas “peras malogradas”. En este caso en una playa probablemente consumiendo drogas. Esta situación me motiva a escribir sobre la preocupación, que debe ser permanente en la comunidad educativa, sobre las denominadas “Conductas de riesgo de los alumnos adolescentes”.
En principio debemos tener claro directores, docentes, padre de familia y demás actores sociales, que estos comportamientos de los escolares se deben evitar porque ponen “en riesgo” su integridad personal-social. Generalmente, se puede presentar el consumo de alcohol, cigarrillos, drogas y otras sustancias prohibidas.
Y es que en la adolescencia puede comenzar una extensa variedad de conductas potencialmente riesgosas para su integridad cognitivo-intelectual y socioemocional. Estos comportamientos pueden presentarse de manera voluntaria o involuntaria y tienen consecuencias nocivas para la persona y el grupo social. Es más, pueden ser motivadas por descuido principalmente del hogar, pero además del colegio donde la tutoría es muy débil,
Por estas razones resulta fundamental que tutores y padres de familia establezcan la escucha activa y el diálogo permanente con sus hijos. Y, por supuesto, un control estricto de la asistencia de los alumnos a sus planteles. No menos importante es que las autoridades vecinales estén atentas a estas conductas de riesgo. Mucha atención al uso de todo tipo de sustancias psicoactivas, inicio temprano de relaciones sexuales, problemas alimentarios, abandono escolar, comportamientos desadaptados, experiencias traumáticas, fiestas peligrosas, entre otras.