De una forma inaudita, un periodista de Gol Perú le ha preguntado a Ángel Cappa si la selección de Gareca llega como favorita al partido con Argentina en Buenos Aires. El exentrenador de la “U” no es tonto y sabe que la pregunta es insolente y odiosa, sabe que hay colegas desubicados y advenedizos, y sabe también que responde a un medio peruano, así que elude la respuesta y recuerda, para salir del absurdo, las veces en las que Perú protagonizó honrosas batallas en Argentina, y lo que tuvo que lidiar la Albiceleste para no sucumbir en el descrédito. La consulta del reportero sirve para mostrar ese excesivo optimismo desatado a partir de las renovadas opciones que tiene Perú de clasificar a Rusia 2018. En unos días, hemos pasado de ser una selección prácticamente eliminada, y que hacía de este proceso un ensayo virtuoso hacia Qatar 2021, a ser el fantasma de la individualmente poderosísima Argentina, que tiene además al mejor jugador del mundo y es local. No descarto que Perú empate o que logre un histórico e insólito triunfo allá, pero la lógica indica que los de Sampaoli son los grandes favoritos y que, en una instancia en la que se juegan la vida, tienen las armas, los argumentos y las opciones intactas de retener los tres puntos. Ante esa verdad incontrastable, lo único que debemos pedirle a Perú es lo que ha hecho a lo largo de todas las Eliminatorias bajo la majestuosa dirección de su DT y el conmovedor compromiso de sus jugadores: competir. Jugar como hasta ahora y que le demuestre al mundo que hay una nueva hornada con una mentalidad capaz de devorarse a un monstruo o morir en el intento.