Qué duda cabe que la ministra de Salud, Pilar Mazzetti, es una de las personas más discutidas en el país. La gente vive en incertidumbre y zozobra ante la inminente segunda ola del coronavirus. Ante esa situación, es natural que sea impaciente, se queje y se lance contra el Ejecutivo y sus personajes más relevantes como el presidente Francisco Sagasti y la titular de Salud.

“Como es costumbre en el país, habrá persecución, habrá hoguera para quemarnos o alguna cosa por el estilo”, dijo ayer ante la Comisión Especial de Seguimiento a Emergencias y Gestión de Riesgos de Desastres COVID-19 del Congreso. “Somos un país en donde encontrar el culpable es, después del fútbol, el deporte nacional”, añadió.

Es evidente que Pilar Mazzetti es una mujer valiosa, corajuda y una cirujana y neuróloga de primer nivel, pero su cargo exige además otras características como la inteligencia emocional. Hay que tener mucho tacto para plantar cara y responder a los cuestionamientos.

Desde su lugar es fundamental proyectar paciencia y para cumplir con ello necesita tranquilidad, pero también planes para plasmarlos cuanto antes. Debe saber que ante las urgencias de los peruanos ya se agotaron las palabras. Para hacer valer su influencia en este complejo panorama se requieren evidencias. Se puede comenzar yendo al grano y sin rodeos.