Se ha confirmado que Antauro Humala postulará al Congreso en los próximos comicios generales bajo el paraguas de Juntos por el Perú, el partido que tiene como propietario al exministro castillista y actual congresista de izquierda Roberto Sánchez, quien cree que llevando en su lista para alguna de las cámaras a este impresentable que purgó larga carcelería por encabezar el sangriento Andahuaylazo, podrá generar arrastre y colocar una bancada considerable desde julio del 2026, incluyéndolo a él mismo.
Irónico que quien acoge en su partido a Humala sea precisamente Sánchez, el que como todo izquierdista en este país, ha hecho carrera y ha existido en la política a punta de recordar siempre crímenes como los de La Cantuta y Barrios Altos, cometidos durante el gobierno de Alberto Fujimori y su socio Vladimiro Montesinos, lo cual estaría muy bien si no fuera porque ahora el antes crítico de violaciones a los derechos humanos, es el aliado de un asesino de policías como el carnicero de Andahuaylas.
Sánchez también ha sido un duro crítico de la presidenta Dina Boluarte por las lamentables muertes ocasionadas durante los desmanes que se dieron apenas tomó las riendas del país tras el fallido golpe de Estado de Pedro Castillo del 7 de diciembre del 2022. Se ha mostrado muy solidario con las víctimas y sus familiares. Sin embargo, ahora es el aliado estratégico de un criminal que purgó prisión por acabar con la vida de cuatro policías durante los sucesos de Andahuaylas.
¿Entonces, en qué quedamos?, ¿el congresista Sánchez defiende los derechos humanos o no?, ¿o solo saca cara por ellos cuando le conviene y no cuando se trata de los policías asesinados por su socio que además ofrece fusilar gente en caso de ganar las elecciones? Cuando se trata de Fujimori y Boluarte, se pone del lado de las víctimas, pero si está Antauro de por medio y los votos que puede traer a Junto por el Perú, mejor mirar a otro lado y hacerle el loco, ¿verdad?
Cuánto cinismo y cuánta bajeza hay en esta alianza de Juntos por el Perú con un criminal como Humala, cuyo partido tuvo que ser retirado de contienda por ofrecer fusilamientos y acabar con el estado de derecho. Ahí tienen a Sánchez, un digno representante de la izquierda peruana con su doble rasero, un “defensor de los derechos humanos” que ahora es socio de un asesino convicto, confeso y orgulloso de serlo, pues hasta ahora el exrecluso reivindica la muerte de los cuatro agentes.