La pesquería peruana de anchoveta es uno de los motores del desarrollo de la economía nacional y es, al mismo tiempo, un ejemplo destacado de manejo pesquero basado en la ciencia, según diferentes organizaciones internacionales.

Gracias a un sistema de monitoreo riguroso y permanente del ecosistema marino, se adoptan medidas de gestión que equilibran el aprovechamiento sostenible del recurso y el desarrollo del país. De un lado, las decisiones oportunas tomadas por la autoridad han permitido resultados auspiciosos en las últimas temporadas de pesca; y, del otro, el Instituto del Mar del Perú (IMARPE), que es el ente rector y que más ha estudiado a la anchoveta en el mundo, ha permitido la conservación del ecosistema para garantizar la continuidad de esta actividad estratégica para el país.

El mar peruano es uno de los más ricos y productivos del planeta gracias a la presencia de la corriente de Humboldt. Esta riqueza natural nos obliga a todos los que interactuamos con él a ser responsables en la gestión de los recursos. Por ello, el manejo de la anchoveta en el Perú, es en un modelo que demuestra la convivencia en armonía de la actividad pesquera con la conservación del ecosistema.

Este enfoque científico y técnico no solo protege los ecosistemas, sino que también contribuye directamente al desarrollo sostenible de las comunidades. Al asegurar la disponibilidad de recursos para las futuras generaciones, se promueve el empleo formal, la seguridad alimentaria y la economía local. La participación de todos actores: empresarios, científicos, autoridades y sociedad civil en un diálogo abierto y sincero, fortalece un modelo de gobernanza participativa que genera confianza y corresponsabilidad en el cuidado de nuestro mar, que también es tarea de todos.

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