En aviación utilizamos la frase “la duda mata” en relación a la rapidez del vuelo y la toma de decisiones a fin de evitar accidentes. Por ello la importancia de la meteorología, por estudiar la atmósfera donde se desarrolla.

Peor aún en la vida diaria, es crear la duda queriendo figurar, asustando y retrasando cualquier proyecto, todo para quedar como un “campeón”, no sin antes autodenominarte “científico” porque suena bien.

Tomando como ejemplo el evento ocurrido hace unos días con rayos y truenos sobre Lima, pocos o nadie me podría desmentirme si digo –de manera falsa– que es un suceso causado por la limpieza de la atmosfera debido a la menor emisión de contaminantes a raíz de la inmovilización del planeta por el COVID-19.

Demoraría en ser refutado porque el hecho no está registrado, pero ya sembré la duda y cuando me llamen los medios les cuento que tengo mucho conocimiento, y con mucha noticia gaseosa de otros países, la hago.

La realidad es que este evento ya ha sucedido en Lima, aunque lamentablemente no ha sido registrado de manera técnica. Por eso causó gran preocupación en la población y fue posible que nos vendan gato por liebre.

Existen otras actividades sociales con datos insuficientes, como ciertas encuestas privadas que son dirigidas de acuerdo a los intereses de pocos, pero logran la incertidumbre de muchos.

También entiendo que es difícil pronosticar el clima de Lima por las diminutas diferencias físicas atmosféricas entre una niebla, neblina o llovizna. Pero sabemos que mientras más grande son los fenómenos meteorológicos son más fáciles de pronosticar, como huracanes, friajes y tormentas.

La base de datos sólida y validada es importante para poder refutar a los improvisados y evitar que los que no trabajan, nos metan el cuento después que paso el evento. Sin buenos datos primarios, las estadísticas y probabilidades son manejables por quienes no opinan con rigor científico.