Lo visto en la noche del viernes, en que el Congreso no adoptó un rumbo firme respecto al adelanto o no de las elecciones que en primer término iban a llevarse a cabo en abril del 2024, deja en claro que los congresistas son parte activa del problema en que nos encontramos.

Estamos ya en enero, y los peruanos no sabemos si habrá elecciones este año, a pesar de que un proceso de este tipo no se hace de la noche a la mañana.

La irresponsabilidad es total. El Poder Legislativo, no aporta a la situación en que vivimos. Al menor urge saber si iremos a las urnas este año o el próximo.

Y mientras tanto, los grupos violentos tienen mayor argumento para seguir incendiado todo y tratando de introducir la asamblea constituyente, un tema que ya debería estar cerrado.

La pradera está ardiendo, y en el Congreso no hacen más que echar  gasolina. Asi, no vamos a ninguna parte.

Los electores deberían tomar nota de quiénes son los que están trabando cualquier acuerdo que ayude a salir de este entrampamiento que se da en un momento de crisis que está costando vidas.

A ellos hay que castigarlos como se hace en toda democracia: con el rechazo en las urnas.

La intransigencia y los intereses políticos no deberían primar cuando la ciudadanía exige responsabilidad y claridad.