Los cien primeros días de Dina Boluarte al frente del país han sido el modo supervivencia, en medio de la crisis generada por el golpe de Pedro Castillo y la defensa de sus escuderos de la izquierda antidemocrática y violentista; y tratando de hacer frente al desastre generado por el llamado ciclón Yaku, que ha provocado lluvias, desbordes y huaicos con la costa norte y en la ciudad de Lima.

Han sido cien días intensos marcados por la furia de un sector que veía en el golpista a su cabecera de playa para la toma del poder, pero que al ser vacado y encarcelado, no han cesado de pedir la salir de Boluarte. Bien hizo en no hacer caso a los tirapiedras e incendiarios, pero ahora tiene que demostrar que su permanencia en el cargo valió la pena.

Hay mucho por hacer no solo para la atención de los afectados por el evento climático. El Perú tiene mil problemas pendientes de atención que requieren de una gestión eficiente, rápida y honesta. Que la señora Boluarte se olvide de la sobrevivencia, es momento de ponerse a trabajar con su equipo.

Hay inseguridad, corrupción, la educación y la salud para los más pobres no da más, la minería está por los suelos y la confianza en el país no atrae inversión.

La tarea es ardua, es momento de comenzar.

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