El premier Aníbal Torres cada vez sintoniza mejor con el lenguaje de estrado del presidente Pedro Castillo y hasta parece que las cabezas principales del Ejecutivo han ingresado en una competencia diaria sobre quién suelta la frase más ofensiva, disparatada o contraproducente para los intereses del país, en una coyuntura ya enrevesada por obra y gracia del mismo gobierno.

Si no, cómo entender que el primer ministro diga campante en una radio extranjera que tenemos una Policía buena para nada, soslayando que, de ser cierto, él es parte del problema en su papel de titular de la PCM. “Siete policías no pueden detener a una persona (delincuente)”, espetó Torres, entre otros dislates que -como es lógico- han molestado a los sacrificados integrantes de nuestra institución tutelar.

Luego de repasar la crítica general y apelando al estilo Castillo, el presidente del Consejo de Ministros salió a pedir disculpas a la PNP por la impronta de marras, no sin antes culpar al “calor de la presión y del estrés que vivimos en estos días” , pero ya el fastidio, por decir lo menos, se había instalado en todas las comisarías. La murmuración no era otra que ‘con un premier así, para qué queremos enemigos’.

El propio ministro del Interior, Alfonso Chávarry, a riesgo de ganarse una reprimenda del premier renegón, le dio la contra aunque exagerando un poquito la nota: “Yo confío que la Policía que tenemos en el Perú es una de las mejores. Una policía bien preparada, bien instruida; una Policía histórica que tiene en sus filas héroes o mártires que hacen un trabajo profesional…”.

A la Policía se la respeta, señor Torres, y tampoco ande alabando al genocida Hitler, si no es mucho pedir.