Las terribles imágenes que hemos visto en las últimas horas tras el terremoto que castigó el centro de México, incluyendo la capital del país, las sentimos muy próximas y nos conmueven porque los peruanos sabemos que en cualquier momento nos puede suceder, en medio de nuestra falta de preparación y la terrible situación que atraviesa la infraestructura pública y privada, en su mayoría incapaz de aguantar un remezón como el que anuncian los expertos.

Una pequeña muestra de lo mal que estamos preparados la vemos en los hospitales públicos. Ayer el propio ministro de Salud, Fernando D’Alessio, ha señalado que se harán esfuerzos por reforzar los centros asistenciales. Sería bueno que, sin ir muy lejos, se eche una mirada al Loayza o al Dos de Mayo, acá nomás en el Centro de Lima, a donde tendrían que ser llevadas miles de víctimas a los pocos minutos del terremoto que nos espera.

Mucho se habla de los efectos que tendría un terremoto en el Centro y el Rímac; sin embargo, a lo largo de décadas ninguna autoridad se ha preocupado en pensar si los hospitales más próximos estarán en condiciones de mantener a salvo a los internos y a los que lleguen de emergencia apenas sucedida la tragedia. Existen muchos informes técnicos de entidades especializadas que alertan sobre el problema, pero no pasa nada. ¿Después se tirarán la pelota de la responsabilidad?

Sin ser alarmista, es poco lo que se puede hacer a estas alturas para mitigar los daños de un sismo en Lima. Las miles de casas autoconstruidas sin criterio técnico, los cerros poblados irresponsablemente de ladrillo y cemento, la debilidad de estructuras de adobe y la informalidad que impide la circulación en muchas calles hacen prever una tragedia. No obstante, algo se puede hacer al menos con los hospitales a fin de asistir a las miles de víctimas que tendremos.

Un país que se jacta de tener una economía sana y un gobierno que se alista a construir estadios y villas para alojar a deportistas para los Panamericanos Lima 2019 no pueden tener expuestos a sus ciudadanos con hospitales que serían los primeros en colapsar en caso de un gran sismo como el que podría ocurrir en la capital. En medio del desmadre que habría, es de esperarse que al menos los centros de salud más importantes sirvan de algo.