Cuando nos asustamos por el estado del clima, somos muy propensos a caer en el engaño de las supuestas soluciones, con lo que evitamos que se destine recursos a temas trascendentales.

Si nuestras conclusiones se hacen basándonos solo en la creencia global de que el mundo está empeorando, el resultado siempre será pobre.

Si establecemos prioridades para usar nuestros recursos de la mejor forma teniendo como base la información nacional real, lograremos el desarrollo. En caso contrario, lo aleatorio será el resultado y aunque venga con las mejores intenciones, solo provocaremos el asesinato estadístico de miles de personas.

El desarrollo de la economía viene por buen camino. Los niños que nazcan hoy en el Perú, vivirán más tiempo, con mejor salud y una educación superior que en el pasado. Desde la perspectiva que planteamos, somos positivos. El medio ambiente no se va a destruir. Habrá cambios y saldremos adelante, pero el desarrollo debe ir de la mano con la protección ambiental.

La contaminación atmosférica puede ser combatida en el Perú. Existen motivos más que razonables para creer que si en nuestro país se siguen los patrones de nuestros antepasados, sumados a la tecnología actual, disminuiríamos drásticamente la contaminación atmosférica.

El desarrollo y la protección ambiental no son conceptos opuestos, más bien se complementan. Sin un adecuado cuidado del hábitat, el desarrollo no puede impulsarse. Pero sin desarrollo no se puede conseguir la protección del medio ambiente.

La clave no está en producir menos, sino en hacerlo en forma distinta. Esto es lo que la tecnología permite a los países desarrollados, que no tienen las riquezas que tenemos y que nuestros antepasados aprovecharon. El uso de la energía solar, eólica e hidráulica con tecnología, es económicamente posible. Nada escapa a la influencia del clima.