Más allá de las diferencias sociales, culturales y de la necesidad, peruanos somos todos. El plan de la izquierda se orienta a las emociones, inyecta resentimiento, la estrategia: ”Correrán ríos de sangre”, su ejecución: sembrar violencia y terror, fiel a sus dogmas “la violencia es la partera de la historia” y ”el fin justifica los medios”.

Muy a pesar de la izquierda violentista, nuestro modelo constitucional y su régimen económico, se mantiene sólido. Contrariamente al desmantelamiento progresivo de la institucionalidad democrática y al desastre en el manejo de la pandemia del inefable Vizcarra, sucedido por la “izquierda caviar ”y la banda delincuencial de Perú Libre; nuestro país se mantiene con una inflación relativamente baja en comparación con los países de América Latina, y con crecimiento constante de nuestra economía, el PBI nacional en 1993 era de 162093 millones de soles y en el 2021 alcanzó a 563000 millones de soles, 13% más que el año 2020 y 0,8 por ciento respecto al 2019.

La recuperación se sustentó en el fortalecimiento de la inversión público-privada y principalmente en la inversión privada, con un fuerte incremento en el sector construcción que se experimentó fundamentalmente en el año2021, se debe seguir impulsando proyectos como la Línea 2 del Metro de Lima y Callao, el Puerto de Chancay, segunda etapa del Aeropuerto Jorge Chávez y destrabarla cartera de proyectos mineros a lo largo de todo el país.

Lamentablemente la inestabilidad política disminuyó la expectativa de crecimiento de nuestro país. Para crecer necesitamos reestablecer el orden interno, ello no se negocia, se consigue con las herramientas constitucionales, más aún cuando el caos, violencia y terror responde al plan comunista radical de recuperar el poder y hacer posible su régimen totalitario antidemocrático. Los radicales no dialogan, atacan; se creen víctimas, ven normal defender aun delincuente golpista y corrupto, por ello exceden los límites de la ley, arremetiendo contra policías y militares, quienes harán nuevamente posible el triunfo del Perú democrático, mereciendo la gratitud de todos los peruanos incluso de aquellos que hoy los agreden.