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Un conflicto de gran magnitud parece avecinarse en la provincia arequipeña de Islay, debido al otorgamiento de la licencia de construcción a Southern Perú para el proyecto cuprífero Tía María. Como era de esperarse, la población de la zona ya ha dado señales de hostilidad contra esta medida, azuzada por autoridades como el gobernador regional de Arequipa, Elmer Cáceres, y el congresista Justiniano Apaza, quien ha calificado esta decisión del Gobierno de Martín Vizcarra como “una traición al pueblo de Arequipa”.

Ante esta coyuntura, el presidente del Consejo de Ministros, Salvador del Solar, hizo un llamado al diálogo. “El diálogo es el camino de la democracia. La empresa se ha comprometido a que no va a construir hasta que no exista un ambiente propicio”, manifestó.

El Gobierno debe ser prudente y buscar consenso. Cabe recordar que la población de Islay se ha mostrado renuente a la inversión minera en su zona y anunció una medida de fuerza desde el 15 de julio, hecho que puede generar caos y violencia. En ese sentido, tanto el presidente Martín Vizcarra como sus ministros y funcionarios tienen una tarea titánica. No solo deben dar un mensaje claro para calmar los ánimos de los pobladores de la zona, sino fundamentalmente convencerlos de que el permiso de construcción entregado es necesario como inversión privada para que la economía no se siga desacelerando. La gente debe conocer a plenitud cómo será el proyecto minero y cuáles son sus implicancias.

Por otra parte, la minera debe demostrar que los temores de los pobladores son infundados. Es necesario instalar una mesa de diálogo para procurar que se logre la licencia social. Un acuerdo entre todos los actores será fundamental para que se abra una esperanza hacia un futuro mejor.

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