Cada decisión docente encierra dilemas éticos invisibles que tensionan la vocación con la realidad. ¿Seguir la norma o aplicar empatía? ¿Formar obedientes o críticos? ¿Sobrevivir económicamente o sostener la vocación?

· Enseñar para aprobar o aprender:Un profesor prepara a sus alumnos para exámenes estandarizados, pero sacrifica el aprendizaje profundo. ¿Qué debe priorizar?

· Ser justo o compasivo:Una alumna entrega un trabajo tarde por una crisis familiar. ¿Aplicar el reglamento o considerar su contexto?· Callar o denunciar:Un docente detecta maltrato verbal de un colega. ¿Lo denuncia y arriesga la armonía o guarda silencio?· Invertir tiempo o cuidar su salud:Una profesora trabaja sin descanso. ¿Pone límites o sigue sacrificándose?· Obedientes o rebeldes críticos:Un maestro promueve debates incómodos. ¿Estimula pensamiento crítico o se ajusta a lo esperado?· Favorecer al más capaz o necesitado:Con recursos limitados, ¿ayudar al que tiene más potencial o al que está en riesgo?· Callar ante el racismo por temor a ser acusado de adoctrinar. ¿Hablar o no?· Cambiar el sistema o adaptarse:¿Protestar por mejores condiciones, arriesgando el empleo, o resignarse?· Cada dilema refleja la tensión entre ideales pedagógicos y realidades concretas, mostrando cómo la labor educativa está llena de decisiones éticas y prácticas complejas. Sumado a ello, la incomprensión de padres y alumnos que se consideran “afectados” distintas a las que hubieran deseado.

TAGS RELACIONADOS