Según la Biblia, la Torre de Babel fue una edificación construida por los descendientes de Noé con el propósito de llegar al cielo. Dios consideró esto como un acto de arrogancia, y decidió castigarlos e hizo que cada una de las personas hablase un idioma distinto, haciendo imposible que se pusieran de acuerdo para continuar la construcción.

Pasamos a puntualizar algunas frases, últimamente utilizadas por actores del Ejecutivo, que entrelazaremos con algunos conectores a modo de ejercicio de abstracción:

“Soy la mamá del Perú” así que “no necesito sus lágrimas” y “si quieren pónganme cero” porque “Puno no es el Perú” sino pregúntale a “tu mamá”; y le exijo a la “Fiscal que me lláme y declararé”, pero mejor “guardo silencio”, porque “el que delinque es, porque no tiene un ingreso”, sino mira como “el Perú ha recuperado su tranquilidad política, económica y social”, por eso “este año creceremos 3.2%”, así que “poco floro y más acción” que “mi mejor comunicación es la sonrisa”, y ustedes que hacen “terrorismo de imagen” mientras yo paseo a “mi gato ron ron”, “o tendremos una colección de pinochos”, porque “el gobierno trabaja con las manos limpias” y “sin cometer actos de corrupción” sino miren “mis pendientes y collar son de la marca Unique, sino vean la cajita”, ¡ah! y los Rolex “son un préstamo de mi wayki”, acá “estamos trabajando, carajo”, sino mira cómo “con diez solcitos hacemos sopa, segundo y postrecito” y ante cualquier síntoma “tomen Hepabionta”.

Para nosotros los peruanos, no es difícil identificar estas desafortunadas frases que denotan el grado de desconexión, reflejando que el gobierno y el país están en asíntotas diferentes, incomunicados en su propia Torre de Babel. Esto se acentúa cada día más y no reaccionan.

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