Quizá el mejor anuncio hecho en el llamado Cuarto de Guerra que sesiona en Palacio de Gobierno ha sido que en adelante, los cabecillas de banda y delincuentes más fieros, serán enviados a cumplir medidas restrictivas a su libertad al gélido penal de Challapalca, en la puna de la región Tacna, donde la temperatura rara vez pasa los 5 grados centígrados.
De ser cierto, esto ha debido suceder hace mucho tiempo, pues para eso fue creado ese penal el que tanto se han opuesto lo defensores de los derechos humanos de terroristas y delincuentes comunes, y que poco o nada hacen por el derecho que tienen los ciudadanos de a pie de vivir con seguridad y paz. Una de las grandes ventajas de ese penal, aparte del aislamiento en que se mantiene a estos criminales insalvables para la sociedad, es que allí no existe señal telefónica ni de internet, por lo que desde sus celdas no podrán extorsionar ni ordenar más delitos, tal como lo hacen ahora desde cualquier reclusorio.
Establecer a qué penal es enviado un delincuente es potestad exclusiva del Instituto Nacional Penitenciario (INPE), que depende del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos, por lo esperamos que se concrete, todo por el bienestar y la tranquilidad de los ciudadanos que son extorsionados o que ven a sus seres queridos cómo son asesinados por no pagar un cupo. A situaciones duras, medidas duras.