Gerardo Viñas y José Aguirre son dos ciudadanos prófugos de la justicia hace varios meses y sobre ellos existe un pedido para recluirlos de manera preventiva por indicios de su participación en crímenes y corrupción.

El paradero del primero, expresidente regional de Tumbes, es incierto desde el 4 de junio de 2014, cuando pasó a la clandestinidad, y personas vinculadas a su gobierno están amenazadas y otras fueron asesinadas, quizás para silenciarlas, entre ellas tres personas que le brindaban seguridad.

Son varias las historias que se tejen en el norte del país sobre esta otrora poderosa exautoridad, pero lo cierto es que el resultado del trabajo del personal de inteligencia de la Policía no es positivo, notándose dejadez. A Viñas le imputan varios delitos, entre ellos enriquecimiento ilícito con recursos públicos por más de S/.40 millones.

El segundo, expresidente de Madre de Dios, estaría en una hacienda maderera en los alrededores de Puerto Maldonado y algunas veces -cuentan- ha sido visto caminando por la ciudad, como Pedro por su casa, sin que sea detenido. A Aguirre se le acusa de varios delitos, como colusión desleal agravada y asociación ilícita para delinquir en agravio del Estado.

La Policía debería poner más de su parte para ubicarlos y entregar a estos dos ciudadanos a la justicia.

No vaya a ser que Viñas y Aguirre ya estén en otros países, como Martín Belaunde Lossio, y su regreso se convierta en otra novela sin fin donde la corrupción quede impune.

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