No han pasado ni tres meses de que el gobierno peruano sacaba pecho ante el mundo durante la inauguración del puerto de Chancay llevada a cabo en los días de la Cumbre APEC 2024, cuando un hecho trágico nos devuelve a la realidad: el puente sobre la Panamericana Norte que lleva a esa megaestructura y sobre el que tendría que pasar la carga que desde allí se moviliza, ha colapsado en la madrugada de ayer ocasionando dos muertes y heridas en 41 personas, en su mayoría pasajeros de un ómnibus.
No hay justificación alguna para que este colapso haya sucedido. Había doble motivo para darle mantenimiento y tenerlo en sus mejores condiciones. Por un lado, estamos en época de crecida de los ríos que bajan de la sierra y descargan en el mar, por lo que dicha estructura debió ser objeto de revisión y mantenimiento por parte de la concesionaria, en este caso Norvial, para una posterior supervisión del estatal Ositran, que para eso existe.
Pero más allá de esta labor que tendría que ser rutinaria, está el hecho de que se trata de la vía que conecta a Lima con el puerto que acaba de ser inaugurado con bombos y platillos. De qué vale contar con un terminal que es la envidia de Chile, de Ecuador y de Colombia, y que tendría que inquietar a Estados Unidos ante semejante inversión en el continente de capitales de China, su gran rival comercial en estos momentos, si no tiene una vía de acceso adecuada y que se desploma ante el paso de un bus de pasajeros.
Lamentablemente esto no es casual y demuestra que tenemos muchas cosas que cambiar si queremos salir de donde estamos. Es algo muy parecido a lo que está sucediendo en el aeropuerto internacional Jorge Chávez, que está a punto de ser inaugurado sin que esté claro hasta hoy cuáles son las vías de acceso para pasajeros, familiares, trabajadores y demás. Lo mismo: tenemos un tremendo terminal aéreo, la envidia de la región, pero sin entradas y salidas a la altura de las exigencias.
Acá tiene que haber una investigación alejada de la política para determinar las responsabilidades por las muertes, los heridos, los daños materiales, las demoras, el papelón internacional y la afectación a la imagen del país, que ha quedado por los suelos. Y a propósito… ¿cómo estarán los otros puentes de la Panamericana y demás vías importantes? Ojo que como alertaba ayer en este mismo espacio, la temporada de lluvias en la sierra recién está por la mitad.