El Estado, la sociedad y las familias valoran ahora más que nunca que en los primeros cinco años(educación inicial) del ser humano es importante la enseñanza en centros y programas educativos de los saberes que tengan que ver, entre otros, con la motricidad, la recreación, la comunicación, la vida social, la naturaleza y las cantidades, desde una perspectiva integral.
El Perú es pionero en el desarrollo de este nivel educativo. Tal es así que el primer jardín de la Infancia fue creado en 1931 por las hermanas Barcia Boniffati. En 1973 se convirtió en un nivel educativo previo a la básica; y el 2003 en la Ley General de Educación se consideró la educación inicial como el primer nivel de la Educación Básica Regular. Es considerada como un derecho y es obligatoria en nuestro país. En cobertura de 3 a 5 años estamos a punto de la universalización. El problema vigente es que en el ciclo de 0 a 2 años la cobertura no llega ni siquiera al 10 % a nivel nacional.
Un concepto que se ha mantenido vigente muchos años es la denominada “estimulación temprana” que ha permitido, lamentablemente, que un sector de directores le den prioridad antes de tiempo a muchos aprendizajes que no guardan coherencia con el desarrollo cognitivo-intelectual y socio-emocional de cada niño o niña. Es más, la expresión de estimulación temprana no es conveniente porque se incluyen la lecto-escritura, el dominio del alfabeto, la escritura del inglés y aunque parezca mentira, hasta el razonamiento matemático en el grupo etario (la primera infancia).
Felizmente en los últimos 15 años hemos logrado entender aún más que la “educación debe ser oportuna” -no solo con la fecha de matrícula hasta el 31 de marzo de cada año- sino cuidando que los aprendizajes deben desarrollarse significativamente en el momento que corresponde: “Ni antes, ni después, en el momento oportuno”.