Mirando más abiertamente el trágico accidente del tráiler en Chiapas, en México -55 migrantes muertos-, recordemos que en las campañas electorales presidenciales estadounidenses el asunto de la migración internacional -a nivel mundial van más de 536,28 millones de personas las que se movilizan- sigue siendo uno central en las relaciones internacionales. Los latinos que han llegado a Estados Unidos de América, ya superan los 61 millones como población que constituye el 18% del grueso de los habitantes a nivel nacional, y son centrales para la economía del país, pero una vez conseguida la victoria electoral, a su turno, sea demócrata o republicano, el mandatario elegido, los migrantes de nuestra región pasarán a un segundo plano. Esa es la verdad de una realidad que encanta y desencanta en el país llamado de todas las sangres desde que domina el sistema internacional durante el siglo XX y aún, ciertamente vulnerable, en lo que va del XXI. Sería una locura no referirlos en las contiendas políticas hacia la Casa Blanca, si tenemos en cuenta que en los últimos años el voto latino se ha convertido cada vez más en un factor relevante en los resultados. Joe Biden prometió el oro y el moro a los ciudadanos centroamericanos que viajaban desde sus países hacia los Estados Unidos en la idea de conseguir hacer realidad sus aspiraciones pues muchos de ellos son emigrantes de sociedades con serias fracturas internas. En efecto, la respuesta de Biden ha sido como un portazo para miles de salvadoreños, guatemaltecos, nicaragüenses y hondureños, y con ellos, para una ola de venezolanos nunca antes vista y de ciudadanos de otros países de nuestra región donde los peruanos no están ausentes, y a los que deben sumarse los haitianos que representan el 50% del total de migrantes de ese país fallido que salen de su territorio nacional. Muchos esperaban que la administración Biden llevaría adelante la aspiración histórica que pocos creímos y ahora que estamos dando la vuelta al primer año en que el demócrata fue proclamado cuadragésimo sexto presidente de la nación más poderosa de la Tierra, nos queda solo mirar la penosa realidad. Con las pocas ganas y escaso interés por los latinos, como los fallecidos en México, Biden confirma que los países de América Latina siguen siendo el patio trasero de Estados Unidos.