El famoso cardiólogo sudafricano Christian Barnard, que realizó el primer trasplante de corazón (1967) en la historia de la medicina, dijo: “Si piensas que estás perdido, lo estás”. Sin que por supuesto lo estemos, de lo que se trata es llamar la atención acerca de la concepción derrotista y pesimista del abogado Francisco Eguiguren -recientemente elegido por la OEA miembro de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH)-, en el caso “Chavín de Huántar”, cuya inminente sentencia por parte de la Corte Interamericana de Derechos Humanos significará para Eguiguren una completa derrota al afirmar “Yo también, hace mucho tiempo, pienso que esto se pierde”. Los peruanos nos preguntamos qué ha llevado al presidente Humala apostar por un abogado que sin desparpajo dice que hay gente a la que “no le gustan los derechos humanos” que es la misma tesis usada contra militares y policías prejuiciosamente tildados de ser violadores de derechos humanos en el país. De manera irresponsable olvidan los caviares -insólitamente abundan en cargos claves en este gobierno-, que aquellos son los operadores de la acción coactiva y coercitiva del Estado conforme la Constitución Política y que técnicamente en derecho se denomina actores del monopolio de la violencia legítima, que no es cualquier uso de la fuerza, sino de aquella que deviene del imperio del Estado para mantener el orden social, de lo contrario cómo podrían controlarse conflictos como Tía María, Conga, Bagua, etc., o cómo en el VRAEM, la lucha contra el narcoterrorismo. El gobierno, que dejará de serlo democráticamente en 13 meses, ha sembrado por un tiempo mucho mayor en el sistema interamericano, a un comisionado que no se come el pleito a favor de su patria. Es verdad que debe inhibirse de las causas nacionales, pero era muy importante saber la profundidad de su pensamiento que “sin querer queriendo”, lo ha desnudado.