El aborto en un tema muy controversial en todo el mundo, que abre un debate intenso sobre el inicio de la vida. Para desarrollar este tema debemos analizarlo desde un enfoque moral, legal y objetivo que evalúe las circunstancias especiales de cada caso.
La vida inicia desde la concepción, tal como lo ha comprobado la ciencia, y lo ha reconocido recientemente el Congreso de la República, haciendo respetar lo que dicta nuestra Constitución Política en el artículo 2, numeral 1, que establece que «El concebido es sujeto de derecho en todo cuanto le favorece».
El bien jurídico máximo es la vida humana, pero eso no significa que puedan existir leyes o políticas públicas que respondan ante la realidad de casos específicos. Es necesario proteger el derecho a la vida, pero también reconocer que hay situaciones excepcionales donde se puede ser flexible, como en el caso de un embarazo producto de una violación o que pone en riesgo la vida de la madre.
Es evidente que las situaciones excepcionales se deben aplicar debido a la complejidad de las circunstancias mencionadas.
El aborto no debe ser libre, ni menos utilizado como método anticonceptivo regular. Se debe promover la educación sexual, el acceso a métodos anticonceptivos y políticas de orientación de maternidad.
La defensa del derecho a la vida es innegociable, pero al mismo tiempo no debe ser un pretexto para imponer posturas inflexibles en el tema del aborto en situaciones excepcionales, que se ajusten a la realidad.