“”Gaslight", película filmada en 1944 en la que Ingrid Bergman ganó el Oscar a mejor actriz, fue una obra maestra que desnudó y mostró la manipulación psicológica a través de la cual un hombre intentaba convencer a su esposa de que estaba perdiendo la razón, alterando lentamente su entorno con la finalidad de controlarla.

Las tácticas y estrategias que suelen utilizarse para manipular e influir en el comportamiento, pensamiento y emociones ajenas, incluyen la utilización deliberada de sentimientos de culpa, engaño, chantaje, adulación y muchas más. La manipulación puede ocurrir de manera sutil en distintos ámbitos: las relaciones familiares, personales, laborales e incluso en la política y la publicidad. Ocurre cuando se ejerce el uso de técnicas de persuasión intensivas que buscan anular e incluso eliminar las capacidades de autocrítica y reflexión de los individuos, y bloquean la capacidad de reacción y de resistencia que permiten rechazar el embate de información “dirigida”. Una de las técnicas más utilizadas suele ser la de la “distracción”, que consiste en desviar la atención de las personas de un problema neurálgico hacia otros artificialmente creado, adrede, por las elites políticas o de cualquier índole. Mantener al público “ocupado” sin tiempo para pensar y reflexionar en nada más, es la metodología central. La distracción se convierte así en el arma silenciosa para ganar cualquier otra guerra

Otra estrategia subterránea consiste en el llamado “problema-reacción-solución” que consiste en promover situaciones pre fabricadas que buscan generar una reacción determinada que conduzca a la inducción hacia una solución preconcebida. Crear crisis en el campo económico, por ejemplo, para imponer soluciones como “mal necesario” que generen el retroceso de derechos y libertades, es otro método generalmente usado (políticamente, en este caso). Otra estrategia consiste el arte de la “gradualidad”. Aplicar una medida gradualmente, a lo largo de los años, imponiéndola casi con resignación y sigilo, en lugar de hacerlo de golpe y evitar con ello una reacción de resistencia a través de una revolución, son formas que imponer ideologías también. Finalmente, como decía Zun Tzu en el Arte de la guerra, la cúspide de la perfección es vencer al enemigo, sin que se dé cuenta y sin tener que luchar.