En 1789, durante la Revolución Francesa, la Asamblea Nacional Constituyente se reunió para redactar una Constitución y decidir el futuro del régimen monárquico. En ese escenario, los diputados se sentaban según el origen de sus opiniones: a la derecha del presidente de la asamblea iban los que defendían al rey y la tradición (clero, nobleza, conservadores) y a la izquierda se ubicaban los que querían reformas profundas, abolir la monarquía absoluta, establecer igualdades civiles etc. (burgueses, radicales, jacobinos)
Así, la derecha quedo históricamente asociada al orden, la tradición y la conservación de jerarquías, mientras que la izquierda era asociada con las reformas sociales, la igualdad y el cambio radical.
Hoy, el mundo ha evolucionado notablemente y la izquierda y la derecha ha mutado hacia nuevas concepciones. Hay derechas liberales (pro mercado) y derechas autoritarias (nacionalistas). Hay izquierdas reformistas (social democracia) e izquierdas radicales (comunismo, marxismo), pero sin duda alguna, ninguna de las dos es dueña única y absoluta del desarrollo y bienestar general. Así, mientras la izquierda aspira a un Estado administrador y gestor del sistema económico que intervenga directamente en la economía y que reduzca la brecha entre ricos y pobres a través de subsidios, la derecha aboga por la libertad individual, por un libre mercado como motor principal de la economía y la promoción de la competencia entre individuos como motor del progreso social y económico; mientras la izquierda aspira a un Estado como único actor político, la derecha aspira a un sistema democrático con solidez institucional; finalmente, mientras la izquierda aboga por lo que denomina la “distribución equitativa de la riqueza” sin importar de quien es el esfuerzo por conseguirla, la derecha aboga por la riqueza en consonancia con el esfuerzo individual y la libertad. La izquierda y la derecha representan dos enfoques opuestos sobre la organización social y la distribución de la riqueza y el poder. Lo cierto es que la realidad nos demuestra la eficacia de cada tendencia y el resultado en la calidad de vida en los países de nuestra región. El socialismo y la izquierda son una fábrica de miseria y de pérdida de libertades. Como dijo Mario Vargas Llosa sabiamente: “A todos los socialistas les deseo: la abundancia de Venezuela, el salario de Cuba, la justicia de China y la libertad de Corea del Norte. Evalúe usted. Amen.