La reciente Ley No. 1587, que propone autorizar el nombramiento excepcional y automático de cerca de 162 mil docentes contratados en la educación básica, con la que el Congreso pretende perforar la ley de Carrera Pública Magisterial y abrir la puerta falsa para permitir el ingreso, sin evaluación, de una enorme cantidad de docentes al escalafón, ha encendido alarmas sobre esta nefasta pretensión. Ya hay muchas voces que han señalado este atropello y han llamado al Congreso a una reflexión, respeto a la meritocracia y rectificación que esperamos llegue… ¡y pronto!

Mientras ello ocurre, rescato otro ángulo de discusión: la precaria formación inicial de miles de docentes en muchas escuelas pedagógicas o facultades de educación de nuestro país. La ley de Carrera Pública Magisterial contempla 8 escalas meritocráticas y salariales, pero solo el 74,5% de los docentes nombrados ocupan las tres primeras escalas, y solo 786 de ellos son los afortunados en poblar la séptima y octava, que concentran el mayor beneficio salarial y laboral.  La promesa de ascenso y de ingreso a la carrera publica magisterial debe revisarse. La ley requiere ajustes y uno de ellos puede ser el propuesto por el exministro Idel Vexler, de fijar el concurso de ingreso anualmente y con ello ir eligiendo a los mejores, en lugar de resignarnos a cubrir las plazas desiertas con docentes contratados que no siempre reúnen los requisitos previstos en la ley.

Se hace impostergable analizar también las causas del escaso número de maestros que aprueban las evaluaciones. En el 2019 se presentaron 229 mil postulantes y se nombraron a 4,400. Muchos se quejan de que aquello que se evalúa se limita a razonamiento matemático o conocimiento general, pero no se evalúan otros temas que tal vez podrían resultar más relevantes para la misión que tienen en nuestra sociedad. Ello me trae a la memoria preguntas que muchas veces se incluyen en pruebas de ingreso y que, increíblemente, son reprobadas, tal como aquella que dice: “...de qué color es el caballo blanco de Napoleón”, obteniendo respuestas diversas, menos la correcta. Si juzgas a un pez por su habilidad de trepar árboles, como sostenía Einstein, vivirá toda su vida pensando que es un inútil. Revisemos las evaluaciones docentes y evaluemos aquello que realmente tiene sentido, propósito y utilidad.