La partida de la magíster Gladys Rosario Figueredo Gutiérrez ha enlutado al Centro de Altos Estudios Nacionales - CAEN, al que dedicó su vida profesional por completo. También al mundo de la pedagogía, la metodología y de la gestión educativa. Su ausencia la sentiremos por mucho tiempo porque la entrañable jefa de la División de Diplomados de la Escuela de Posgrado del CAEN de la Dirección General de Educación y Doctrina, y de otros cursos y programas especiales que se imparten en este importante centro de estudios creado en 1950, tuvo un olfato excepcional para buscar y seleccionar a los mejores docentes en desarrollo, seguridad y defensa nacional. Su tarea, entonces, fue de las más difíciles que se puedan advertir para la mejor y más idónea marcha académica en las universidades, institutos y muchos otros centros de formación, capacitación y perfeccionamiento, y que en el caso específico del CAEN, fue una de las máximas preocupaciones del general José del Carmen Marín Arista, su primer director. La dedicación de Gladys al sector Defensa del Perú fue admirable dada su enorme identificación con los elevados intereses nacionales, habiendo sumado más de 33 años en forma ininterrumpida, y en esa límpida trayectoria, cumplió funciones, además del CAEN, en la secretaría de Defensa Nacional y en la Escuela Conjunta de las Fuerzas Armadas. Gladys Figueredo constituye el modelo de la preocupación ciudadana por nuestra soberanía y por eso, hasta el final de su vida, defendió sin desmayo su intangibilidad. Interesadisima de que los grandes temas de la agenda del Perú sean objeto de conocimiento y debate en el CAEN, no dudó en coordinar inolvidables diplomados y cursos sobre la temática del juicio del Perú contra Chile en la Corte Internacional de Justicia, la adhesión del Perú a la Convención del Mar, y seguramente habría llevado adelante otro sobre el Acuerdo de Escazú. Interesada en el futuro de la Patria, nuestros cafés en el CAEN tenían ese elevado propósito. Ad portas de la celebración de los 70 años del CAEN, al que le dio todo, recibirá, estoy seguro, el tributo póstumo que le corresponde.

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