El presidente del Consejo de Ministros, Eduardo Arana, no dejó espacio para la duda: el Gobierno considera “legítimo y adecuado” que la presidenta Dina Boluarte tenga su propio programa dominical en el canal del Estado. Más que una propuesta aislada, sus palabras revelan una clara intención política en un contexto particularmente delicado: el Ejecutivo vive una de sus peores crisis de confianza y la mandataria lleva más de 200 días sin responder a la prensa.

Lejos de acercarse a los ciudadanos a través del diálogo o de los canales tradicionales de rendición de cuentas —conferencias, entrevistas, o declaraciones abiertas—, la presidenta evalúa construir un escenario a medida: un programa televisado, semanal, en un medio del Estado, donde no habrá preguntas incómodas ni contradicciones. ¿Eso es informar? No. Eso es propaganda. Y la propaganda financiada con recursos de todos los peruanos, en democracia, es inaceptable.

El canal del Estado pertenece a todos los peruanos, no al gobierno de turno. Su misión no es servir de plataforma para aspiraciones personales ni para campañas solapadas, sino garantizar una comunicación institucional transparente, plural y al servicio del bien común.

Lo que hoy se necesita no es un programa cada domingo a las ocho de la noche. Se necesita liderazgo, transparencia y responsabilidad. Gobernar no es posar ante cámaras, es dar la cara cuando más se exige, rendir cuentas y tomar decisiones difíciles en beneficio del país.

TAGS RELACIONADOS