Javier Pérez de Cuéllar - JPC, el diplomático peruano más universal de nuestra historia republicana -Víctor Andrés Belaunde, presidente de la Asamblea General de las Naciones Unidas (1959-1960) y José Luis Bustamante y Rivero, presidente de la Corte Internacional de Justicia (1968), también descollaron en la ONU-, cumple hoy, domingo 19 de enero, 100 años de edad. En efecto, quien ocupara el altísimo cargo de secretario general de la ONU, por dos períodos consecutivos (1982-1991), nació a 3 meses de la llegada al poder por segunda vez de Augusto B. Leguía (1919). Con solo 24 años de edad -gobernaba el Perú Manuel Prado U. (1939-1945)-, ingresa a la función diplomática, es decir, 11 años antes de la fundación de la Academia Diplomática del Perú, en 1955, cuyo primer director fue el eminente internacionalista Alberto Ulloa Sotomayor, quien llevara a mi maestro, Gonzalo Fernández Puyó, en el cargo de primer secretario en la planta orgánica de la Academia. Con los años y a su turno, ambos prominentes presidentes de la Sociedad Peruana de Derecho Internacional, parida de las entrañas del ministerio de Relaciones Exteriores, de la cual el embajador JPC es icónico Miembro Titular. Su ecumenismo de la diplomacia lo llevó a ocupar altos cargos preliminares en la ONU hasta su coronación en la secretaría general, paradójicamente a poco de haber sido vapuleado por pugnas políticas en el Congreso peruano para asumir la embajada en Brasil, confirmando que nadie es profeta en su tierra. Su elección en la ONU reflejó la necesidad de contar con un líder equilibrado en política internacional para una etapa de grandes cambios en el planeta -perestroika y glasnost- durante la última década de la Guerra Fría (1945-1991), coadyuvando en el fin de la guerra entre Irán e Irak (1980-1988) y sacando lustre a su gestión con la firma de la paz en El Salvador, el 31 de diciembre de 1991, el último día de su mandato. Como canciller demostró que la diplomacia se ejerce con carácter y sin pelear, obligando a Chile a retirar una caseta de vigilancia colocada dentro del territorio peruano en abril de 2001 y al mes siguiente, remitió al Congreso la Convención del Mar para que fuera aprobada nuestra adhesión que sigue pendiente.