“César Acuña puede comprarse un castillo si así lo quiere”, dice Omar Chehade, nuevo alfil de Acuña y candidato al Congreso por Alianza Para el Progreso, al referirse a la compra del lujoso chalet que el exalcalde de Trujillo ha hecho en Madrid, España, y que ahora es investigada por la fiscalía.

Chehade hace alusión a la gran capacidad adquisitiva que tiene el político y empresario que ha ganado poder y dinero desde el norte hacia el resto del país. Para las elecciones de 2016, Acuña reveló al Jurado Nacional de Elecciones que sus ingresos anuales por sus empresas llegaban a los 56 millones de soles, es decir, tenía ganancias netas al mes de aproximadamente 4 millones de soles.

Según esa rendición de cuentas, Acuña pudo haber usado la ganancia de un mes para comprarse ese chalet en la ciudad de Madrid. Suena cuantioso y hasta disparatado, pero es la verdad: Acuña en apariencia puede darse ese lujo.

Entonces, ¿la investigación fiscal no tiene razón de ser? El pago Acuña lo hizo al contado, y aunque parezca que tiene la solvencia para sacar plata contante y sonante, lo cierto es que hay cuestiones en torno a su fortuna y empresas que podrían ser mejor aclaradas.

Para empezar, la compra de la casa en España la hizo en 2015, pero en la campaña de 2016 no la declaró ante el JNE. Por algún motivo no lo hizo. En estos años, además, ha tenido dos investigaciones por lavado de activos que finalmente fueron archivadas, pero que no contaban con estos elementos.

En el año 2014, este diario reveló desde Trujillo que un grupo de empresas constructoras ligadas a él y a su entorno ganó obras en municipalidades gobernadas por su partido, Alianza Para el Congreso. El caso fue incluso llevado al Congreso, pero se perdió en la nebulosa.

Habría que preguntarse, adicionalmente, si su universidad está pasando hoy por su mejor momento económico.