Otra vez, los congresistas intentan darse privilegios que nadie más tiene. Pese a que no lograron los votos suficientes para legalizar el proselitismo político durante la semana de representación, el congresista Segundo Montalvo (Perú Libre) presentó una reconsideración, reabriendo el camino para que este despropósito vuelva a votarse.
La intención es obvia: hacer campaña con recursos públicos. En la semana de representación, los legisladores reciben dinero del Estado para acercarse a los ciudadanos, recoger demandas y fiscalizar. Pero con esta propuesta, podrían usar esos mismos fondos que cubren pasajes y viáticos para asegurar su reelección.
Lo más indignante es que pretenden hacerlo sin renunciar al sueldo ni pedir licencia ni cumplir la neutralidad política que sí se exige a otros trabajadores del Estado. ¿Por qué los congresistas se creen por encima de las reglas que rigen al resto del Estado? ¿Qué los hace tan especiales como para pretender que todos los peruanos paguemos sus campañas?
La neutralidad es una garantía democrática, no un obstáculo. Y si algún congresista quiere hacer campaña, que lo haga en su tiempo libre y con su propio dinero, como cualquier ciudadano. La reconsideración busca institucionalizar el clientelismo, premiar el descaro y abrir una puerta peligrosa para el uso indebido del poder.