No está en discusión que muchos congresistas cumplen adecuadamente sus funciones de legislar, fiscalizar y representar, de acuerdo a la Constitución. Pero hay otros que no, en particular varios que integran la Comisión de Educación. Dicen “defender la buena educación”, pero permanentemente tienen iniciativas legislativas que denotan desconocimiento de la realidad educativa y confrontan con las funciones constitucionales y de gestión del Ministerio de Educación como órgano rector de la educaciónl, así como con las funciones de un Estado descentralizado.
Entre estas iniciativas, un sector de congresistas está obsesionado en determinar detalles del Currículo Nacional de la Educación Básica (CNEB); debilitar la “meritocracia magisterial” que tanto esfuerzo ha costado construir llegándose a cerca del 75 % de nombrados y con ascensos periódicos y anuales; crear universidades públicas sin presupuesto ilusionando vanamente a poblaciones del Perú; y, algo que está pasando desapercibido, intentar desnaturalizar la Educación Intercultural Bilingüe con docentes que no dominan la lengua originaria.
Es también grave que no se ocupen de los profesores en cuanto a una cesantía honorable, e intenten intervenir y desfinanciar a instituciones privadas exitosas, como la Derrama Magisterial.
Espero que este artículo sirva para que la mayoría de congresistas asuma, en lo que les corresponde ante el Ministerio de Economía y el Minedu, problemas educativos trascendentes, por ejemplo, en presupuesto, infraestructura, mantenimiento y otras condiciones básicas urgentes de calidad del sistema educativo.