El Perú ha ingresado a un periodo crítico en la lucha de poderes. En medio de este panorama el presidente Martín Vizcarra nombró al general del división EP (r) Walter Martos como nuevo premier, quien tiene la mayúscula tarea de generar consensos con el Legislativo para garantizar un plan que resuelva los dramáticos momentos que vivimos los peruanos.

Hasta ahora hay un problema de incompatibilidad de objetivos entre el Ejecutivo y el Congreso. Y por supuesto hay falta de entendimiento para ponerse a la altura de las exigencias en temas sanitarios y económicos. Está claro que si continúa esta pugna puede sobrevenir un escenario muy complicado para la democracia. Es evidente que hay grupos políticos que quieren traerse abajo el sistema.

Algunos líderes políticos han saludado al nuevo gabinete ministerial. Ante ello, Martos tiene que agregarle acción y una buena estrategia a las promesas de un futuro mejor en la lucha para contener el COVID-19. Tiene que colocarse a la cabeza de un proyecto eficaz para afrontar el desafío de devolverle esperanzas al Perú. Hasta el momento el Gobierno está bregando a horario corrido, pero se ha avanzado muy poco. Esperemos que terminen las disputas con el Congreso, que siendo duro e inflexible en sus reclamos, debe abordar con rigor el trabajo de enfrentar en forma conjunta los peligros de la pandemia.