La histórica victoria del partido de derecha Rassemblement national (Agrupación Nacional), encabezado por Marine Le Pen, en la primera vuelta de las elecciones parlamentarias europeas, ha sacudido a Francia.
Con un 33% de los votos, la Agrupación Nacional se posiciona como la principal fuerza política de Francia, dejando a la coalición de izquierda y a la de Emmanuel Macron en segundo y tercer lugar respectivamente. La izquierda progresista se encuentra en estado de pánico, temerosa de perder el poder tras años de gobiernos fallidos y corrosivos.
El miedo de la izquierda no es infundado; la posibilidad de que la derecha extrema tome el control por primera vez desde la Segunda Guerra Mundial es una realidad palpable. La retórica de Le Pen y su partido promete poner fin al caos dejado por la izquierda y los tibios de la falsa derecha. La crisis económica, la inseguridad y la falta de identidad nacional son temas que RN ha explotado hábilmente, ganando así el favor de un electorado cansado de promesas incumplidas. La posibilidad de que Jordan Bardella, un joven líder de 28 años, se convierta en Primer Ministro, añade una nueva dimensión a este despertar político.
Muchos franceses ven en RN una esperanza de cambio real. Si Bardella y su partido logran la mayoría en la segunda vuelta, se abrirá un nuevo capítulo en la política francesa, uno que podría redefinir su papel como uno de los cinco hegemones del mundo. Francia está despertando, y el próximo domingo será crucial para el futuro del país.