Desde el principio estaba claro que miles de pacientes infectados con COVID-19 iban a tener que afrontar su recuperación en casa, si es que sus síntomas no eran críticos como para necesitar oxígeno o respirador artificial. No obstante, preocupa que a pesar de eso no se hayan tomado las medidas necesarias para que las farmacias estén debidamente abastecidas de las medicinas destinadas a paliar los efectos de la enfermedad, y a precios justos y no maliciosamente inflados.

Ayer hemos publicado un Correo un informe que da cuenta de testimonios de personas que no encuentran con facilidad, que es lo que debería ser en estos momentos de emergencia, las medicinas recetadas para los pacientes de coronavirus o, que si encuentran estos productos, cuestan mucho más que sus precios habituales. Acá algo está mal en la cadena de abastecimiento de fármacos, y es el enfermo el que está pagando los platos rotos.

Nuestra economía se rige por la oferta y la demanda, pero el Estado tiene un papel regulador que debería asumir con mucha fuerza en estos momentos, para así garantizar que los miles de contagiados que están en sus casas y a los que el famoso 113 no les contesta ni para una consulta, tengan acceso por su propia cuenta a medicinas en cualquier farmacia. ¿O es que se quiere que estas personas también comiencen a acudir a hospitales para reclamar atención y fármacos?.

Los enfermos no solo están en los hospitales y clínicas. También permanecen en sus casas y requieren medicinas. No puede haber escasez y menos especulación en los precios, lo cual sería un crimen, literalmente. Una simple pastilla de paracetamol no puede costar diez veces más que lo normal. Frenar esto es labor del Estado que, a su vez, desde varios meses atrás ha debido garantizar el abastecimiento, tal como se le advirtió desde enero último.

Son muy necesarios los respiradores y los balones de oxígeno para evitar muertes en medio de esta pandemia. Qué duda cabe. Miremos la tragedia de Loreto y a las 2523 vidas que se ha llevado, oficialmente, hasta ayer. Pero también es urgente el abastecimiento de paracetamol, azitromicina, hidroxicloroquina y dexametasona en farmacias como parte de la estrategia integral contra este mal. El país merece una explicación formal sobre lo que está pasando con los fármacos.