El Estudio Nacional del Fenómeno el Niño conocido como ENFEN, fue creado en el ámbito de la pesca y es parte de un convenio internacional entre el Perú, Chile, Ecuador y Colombia con el fin de homogenizar términos en esta parte del Pacifico. En el Perú el representante es el IMARPE.

En el segundo gobierno aprista, al ENFEN le otorgaron la autoridad para acreditar la existencia e intensidad de El Niño, tomándose como base para los estados de emergencia.

Empezó bien, porque no era todos los años, ahora tanto la parte científica y de gestión fuerzan a que exista uno en cualquier categoría (como El Niño “neutro”) y más aún, en 2016 fue incrustado el llamado Niño Costero.

Vigilar El Niño es importante pero no lo es todo. Bajo este criterio, no habría objeción en crear un Estudio Nacional del Anticiclón del Pacífico Sur o el Estudio Nacional del Alta Boliviana o el Estudio Nacional de la Zona de Convergencia Intertropical. Sería un caos, pues desde siempre el encargado de todo esto es Servicio Nacional de Meteorología e Hidrología (SENAMHI).

El SENAMHI es la entidad encargada de vigilar y difundir el comportamiento del clima, meteorología e hidrología de todo el país y está en sus normas la facultad de solicitar a otras entidades lo que vea conveniente.

Es necesario repotenciar el SENAMHI debilitado últimamente. Una muestra de ello es que desde principio de año el ENFEN advirtió un grave fenómeno El Niño, sin embargo, al pasar del tiempo la intensidad de este está descendiendo. Si bien con el ENFEN el Estado declaró en emergencia muchas regiones al sur por sequía, el SENAMHI ha sacado alertas de precipitaciones en dichas zonas corrigiendo los cambios. ¿A quién le creemos?