Si es como parece, que la decisión de enviar al impresentable de Martín Vizcarra al penal Ancón II en lugar de dejarlo en Barbadillo –donde están otros tres exmandatarios caídos en desgracia–, ha salido del Poder Ejecutivo, entonces estaríamos ante un verdadero disparo a los pies de la jefa de Estado, pues con esto ha abierto un precedente para que más tarde ella, que tiene varias carpetas fiscales en el Ministerio Público, pueda ser enviada a Santa Mónica y no a un reclusorio especial.
Desde que con buen criterio se le impuso prisión preventiva por cinco meses, Vizcarra fue conducido a Barbadillo y nadie se quejó ni reclamó, pues se trataba de un exmandatario al igual que Alejandro Toledo, Ollanta Humala y Pedro Castillo. Sin embargo, días después el Instituto Nacional Penitenciario (INPE), al parecer por “orden de arriba”, decidió reevaluar esta situación y enviarlo a Ancón II por motivos hasta el momento desconocidos, a pesar de los riesgos que eso implica.
La motivación sería que el “Lagarto” no fue un presidente elegido directamente, sino un vicepresidente que asumió la jefatura del Estado en reemplazo del mandatario titular; y que los delitos por los que viene siendo procesado los habría cometido antes de llegar a Palacio de Gobierno. Bueno, ambos criterios se podrían aplicar también a Dina Boluarte, quien relevó a Pedro Castillo, y afronta una investigación por “Los dinámicos del centro”, que es de antes de tener cualquier cargo público.
Aparte de eso, enviando a Vizcarra a Ancón II, un penal común para reos de baja peligrosidad, están convirtiendo a este sujeto acusado de ser un gran coimero, en un “mártir” y en una “víctima”, algo que sin duda favorece a la campaña política que hacen los miembros de su partido. Les han dado el combustible ideal como para crecer en las preferencias de los electores a pesar de lo rechazado que pueda ser el exmandatario que se vacunó contra el COVID-19 mientras miles de peruanos morían.
Quizá la salida de Juan Alcántara del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos sea por este “extraño” traslado de Vizcarra Ancón II. A lo mejor lo sacrificaron para hacer creer que fue un tema solo del sector, y no de Palacio de Gobierno. Sin embargo, ya está abierta la posibilidad de que en el futuro, si un juez decide privarla de su libertad por alguno de sus casos pendientes, la actual presidenta Boluarte sea enviada a Santa Mónica, pues la “tradición penitenciaria” de mandar a los exmandatarios a Barbadillo, ha sido rota.