El último acto político de Alianza Para el Progreso ha sido el apoyo a la candidatura de Keiko Fujimori en la segunda vuelta. El partido que lidera César Acuña puso personeros, sobre todo en el norte, e hizo trabajo proselitista en regiones donde es fuerte. Pero pocos días después del 6 de junio, Acuña decidió mantenerse cauto y no respaldar las denuncias de supuesto fraude que han llegado desde Fuerza Popular y sus aliados. Acuña sabe que ya bastante golpeado está su partido para someterse a una nueva colisión de fuerzas. Y, además, pragmático como es, no pierde de vista a Pedro Castillo y su posible triunfo.

En APP, al menos en el norte, la decisión de apoyar a Keiko Fujimori no cayó del todo bien en toda la organización. Hubo silencio por parte de los principales rostros del partido. El último fin de semana un hombre clave del partido de Acuña, Eduardo Azabache, hizo pública su renuncia a APP. Azabache es hijo de Carlos Azabache, uno de los fundadores de la organización política nacida en el norte, y ha tenido cargos relevantes como hombre de confianza del excandidato presidencial. ¿Por qué se fue? Entre las explicaciones que ha dado Azabache, figura justamente el apoyo a la candidatura de Keiko Fujimori en la segunda vuelta. Claro que tampoco es la única razón: Azabache postuló al Congreso en estas elecciones y no obtuvo una curul por muy poco.

Lo cierto es que en Trujillo, donde el partido se forjó, la situación es incierta. La renuncia de Azabache se suma a la de otros militantes importantes. Además, llega en momentos en que APP exhibe cuestionamientos por corrupción: desde el hermano de Acuña hasta sus exalcaldes, dos de ellos prófugos de la justicia. Desde aquí, además, ya se habla de la posibilidad de ver a Acuña postulando el otro año a la alcaldía o al gobierno regional. El sueño presidencial se ha diluido luego de la primera vuelta.