Como Margaret Thatcher, que fue la primera ministra (1979-1990) en la historia del Reino Unido, Ángel Merkel, elegida por primera vez en 2005 -gobernaban: en España, José Luis Rodríguez Zapatero; en Francia, Jacques Chirac; y, en Italia, Silvio Berlusconi-, fue la primera canciller en la historia de Alemania. Merkel, luego de 16 años, se va por el inexorable desgaste que supone el largo tiempo en el poder.

Aunque su mayor legado será dejar a Alemania como el país más poderoso de Europa, es consciente de que la última que vez que fue electa, (2017), las adhesiones teutonas hacia su enorme figura política, disminuyeron sobre todo por su política migratoria que permitió el ingreso en el país de grandes oleadas de refugiados sirios que huían del conflicto en su país.

Pero también se va porque su salud, aunque todavía robusta, podría desmejorar luego de algunas recurrentes evidencias espasmódicas que no pudo ocultar en diversos actos públicos, y que fue una circunstancia de vulnerabilidad que abrió la cancha para un abanico de especulaciones sobre la salud de la conductora de los destinos políticos de Alemania. Merkel hubiera querido que su delfín político, Annegret Kramp-Karrenbauer, no renunciara a la presidencia de la Unión Demócrata Cristiana - CDU -permaneció en el cargo apenas 2 años-, el peldaño previo y natural para conseguir en las elecciones del mes de setiembre de 2021, el cargo de canciller que, a diferencia del Perú, en que solemos así denominar al ministro de Relaciones Exteriores, en Alemania se trata del jefe de gobierno, como lo es el primer ministro en Italia.

En las recientes elecciones para liderar el CDU, ha ganado el candidato esperado por la gobernante: Armin Laschet, que sería para muchos el continuismo de la era Merkel. Hubiera sido un completo revés político y personal para Merkel que venciera Friedrich Merz, su rival político de perfil ultraconservador, considerado en la línea de Helmut Kohl, otrora también gran canciller alemán (1982-1998). Todo está encaminado como quería Merkel, es decir, para que Laschet sea ungido como su sucesor.