La primera vez que apareció el nombre de “general invierno” fue en 1812, a propósito de la catastrófica campaña de Napoleón, que no pudo con el invierno ruso.

El 20 de junio se inicia la estación de invierno y por favor no se alarmen, no nos vamos a enfriar de un momento a otro. El otoño en el cual nos encontramos es una estación de transición, entre el verano y el invierno. Entonces, tenemos casi un mes para este movimiento que empieza de más a menos temperatura.

El “general invierno” que se nos presenta en esta guerra no nos va a destruir con el descenso de la temperatura, salvo en los casos los friajes y heladas, que son parte de nuestra climatología estacional. Sin embargo, nos va a pretender engañar con las similitudes entre la pandemia que estamos pasando y el resfrío e influenza estacional popularmente llamada gripe, de síntomas similares para cualquier peruano de a pie.

Sun Tzu, filósofo y estratega militar de la antigua China, destaca cinco factores con los que se ganan las guerras: la influencia moral, el conocimiento del clima y del terreno; el mando y la doctrina.

Este sabio dijo: si se conoce al enemigo (hoy lo conocemos poco) y se conoce a sí mismo, la victoria nunca estará en peligro. Si se conoce el terreno (lo conocemos) y el clima (podemos conocerlo), entonces la victoria será total.

En los países endémicos como el nuestro, debemos tener servicios climáticos robustos para ayudar a predecir la aparición, la intensidad y la duración de las epidemias, o ayudar a mitigarlas.

La cooperación entre meteorólogos y especialistas en la salud, debe activar medidas orientadas a proteger mejor a la población durante los fenómenos que dañen al ser humano y a su entorno.