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Oficialmente comenzó ayer el invierno y con ello -tal como lo pronosticó el Servicio Nacional de Meteorología e Hidrología (Senamhi)- las temperaturas serán inferiores a lo normal en varias regiones, especialmente en la sierra sur y centro, así como en parte de la Amazonía.

Desde fines de abril, por el descenso de la temperatura, advertían que se tendría una estación bastante fría y, de nuevo, miles de peruanos resultarían afectados, en especial poblaciones vulnerables que habitan en zonas de pobreza y extrema pobreza, como siempre.

Ante estas reiteradas situaciones de emergencia, es lógica la demanda a las organizaciones correspondientes de prevenir con tiempo las acciones de asistencia para atender de manera oportuna a estas localidades, las cuales además en gran parte dependen de actividades como agricultura y ganadería, en pequeña y mediana escala.

De nada sirve que recién a estas alturas algunas dependencias públicas liciten la adquisición de kits de abrigo y otros productos para los damnificados, cuando el invierno ya comenzó.

Por ello, es cuestionable que tales deficiencias y negligencia se repitan en temporadas de friaje y heladas, tal como lo reportó esta semana la Contraloría General, que identificó situaciones adversas en la ejecución contractual de la compra de artículos para atender a la población damnificada en zonas alto andinas y amazónicas.

Ante una urgencia hay que actuar oportunamente y no cuando el problema ya pasó hace varios meses. Es momento de demostrar eficiencia y transparencia.

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