Queda claro que las cosas no caminan bien en nuestro Perú cuando a 24 años de la entrega en concesión del aeropuerto internacional Jorge Chávez y a un mes de su anunciada puesta en funcionamiento, adendas de por medio y mucho tiempo de retraso, las autoridades aún tratan de solucionar quizá lo más elemental para este terminal que ha sido promocionado como el más moderno de la región y que servirá de hub a muchas aerolíneas como puerta de ingreso y salida del continente.

Pese al tiempo transcurrido y a los sucesivos presidentes y ministros, no ha habido la previsión necesaria como para tener listas las vías de acceso al nuevo terminal que podrá ser una maravilla en cuanto a lujos y tecnología para las operaciones, pero que de momento no ofrece vías seguras y definitivas a los que lleguen en auto particular, en taxis, en buses o en una de las futuras líneas del Metro de Lima que irá por la avenida Faucett y hasta tendrá un paradero llamado “Aeropuerto”… pero que no llevará al nuevo aeropuerto.

Hoy todos vemos al ministro de Transportes y Comunicaciones, Raúl Pérez Reyes, agilizando los trabajos de acceso vial al aeropuerto, mientras la ATU informa que los buses con pasajeros sólo permitirán que estos suban con mochilas o maletas de mano, mas no con equipaje de gran tamaño. Sin embargo, esto ha tenido estar claro hace varios años, no en tiempos del actual titular del sector. Se ha debido prever mientras se implementaban la pista de vuelos y el edificio adyacente, que no se han hecho de un día para el otro.

Estos “detalles” no son detalles. Se han invertido millones de millones de dólares de privados y del sector público durante más de dos décadas para tener una aeropuerto “top”, pero sin vías de acceso adecuadas, al menos hasta ahora, incluyendo un Metro que llegará al terminal que ya no funcionará. Esto es casi un meme, un caso para “noticias insólitas” en algún diario o portal del mundo, que muestra cómo se hacen las cosas en un país copado por burócratas improvisados, buenos para nada, come echados y demás.

Ojalá que el trabajo del sacrificado ministro Pérez Reyes, consistente en parchar lo que no se pensó y no se hizo en muchos años en cuanto a vías de acceso, permita que el nuevo Jorge Chávez comience a operar en la fecha prevista, y que ese “Día D” no veamos todo convertido en un caos en perjuicio de los viajeros y sus familiares. El Perú ha esperado años por tener un aeropuerto a la altura de las nuevas exigencias. Ojalá que la fiesta inaugural sea tal, y no se convierta el pesadilla.