Aunque en el Perú se celebra el Día del Maestro el 6 de julio, a nivel mundial se celebró el martes 5 de octubre pasado, fecha fijada por la UNESCO. Escribo este artículo en el marco de esta conmemoración, la que también tiene gran significado entre nosotros porque la profesión magisterial es universal en la calidad de los sistemas educativos en todo el mundo.
Esta vez nos referiremos al maestro como director de colegio. Su desempeño como gestor será exitoso siempre que sea un buen docente que asume la dirección. En su función debe ganar autoridad no por el cargo en sí, sino evidenciando competencias directivas-como líder educativo- para “mediar con su manera de ser y actuar con las otras personas a nivel individual y grupal” para alcanzar metas y objetivos en la gestión institucional y pedagógica de la institución educativa que dirige.
Es un mediador educativo, en lo socioemocional y cognitivo-intelectual, porque el director será un profesor-líder si es que pone en práctica lo que sostiene y quiere cuando se vincula con los docentes, tutores, auxiliares, padres de familia, etc., pero principalmente con sus estudiantes. Para el efecto debe tener un perfil profesional que le permita ejercer el principio de autoridad poniendo en juego la confiabilidad, el buen trato, la tolerancia, la escucha, la transparencia, el dialogo y la contención emocional. Teniendo como misión fomentar un buen clima escolar.
Es más, debe encarnar -con el ejemplo- lo que quiere que sus tutores, docentes, personal en general, y sus alumnos deben lograr y mostrar. Debe asumir, además de sus funciones de director, la docencia de un área curricular y la tutoría de un grado; eso le permitirá conocer mejor la dinámica real del colegio, que muchas veces deja de percibir cuando se dedica de manera exclusiva a la gestión.