Los dramas familiares de conocidos personajes del mundo del entretenimiento, expuestos en los medios de comunicación, no son producto de estos tiempos. Desde hace mucho, a pesar de su crudeza y mal gusto, los escándalos en los que están involucradas figuras mediáticas siempre ha generado el interés del público y muchas veces, los mismos protagonistas se encargan de alimentar el morbo de quienes gustan de este tipo de informaciones. Pero hoy, en tiempos de redes y plataformas, todo es distinto. Lo que antes se quedaba en las noticias del papel que terminaban convirtiéndose en una especie de “leyenda urbana”, y del que se cuestionaba hasta su veracidad, hoy son noticias que se difunden rápidamente gracias a las imágenes de video que los transforman en “virales”. Conflictos que deberían quedarse en el ámbito privado, se convierten rápidamente en tendencia cuando cualquiera, con su celular en la mano, graba a “famosos” en situaciones que se desarrollan en lugares públicos. Las reacciones de los protagonistas sobre el hecho, que incluyen sendos comunicados y declaraciones, se difunden en sus propias redes sociales aumentando la tensión del conflicto, sin descartar las opiniones de quienes se involucran sin ser llamados. Pues, todos estos elementos, los hemos visto uno a uno en el penoso incidente que vivieron hace algunos días, en plena calle, Julián Zucchi y Yiddá Eslava, frente a sus hijos y a testigos que nunca convocaron. Un penoso desacuerdo familiar terminó en una noticia que explotaron a su antojo programas especializados, que definitivamente les generó audiencia. La expareja de esposos que prometieron no dar más que hablar, tras una separación nada amigable, en lugar de poner paños fríos al asunto, contribuyeron para ser figuras de un escándalo que no contribuye a la estabilidad emocional de sus pequeños. Un tema tan delicado, con tantas aristas, debe desarrollarse y tratarse en los ámbitos adecuados, donde finalmente se tiene que llegar a acuerdos para bien de los niños, nada aporta echar más leña al fuego con declaraciones de las que luego se pueden arrepentir sus protagonistas. En épocas en las que todo vale en el mundo de las redes, esas figuras mediáticas que se enorgullecen de ello, deben ser conscientes que no todo debe ser expuesto en ese mundo de fantasía del ciberespacio, siempre debe existir un límite.