No es la primera vez que en este espacio decimos que la presidenta Dina Boluarte vive desconectada de la realidad y es aupada por un grupo de aduladores que, con tal de mantener el fajín -y el poder que esto representa-, le dicen que su gestión es la mejor de las últimas décadas y que la nula aprobación que ostenta es un complot del enemigo imaginario de turno.
Además de los ministros y ministras que le dicen lo que quiere escuchar, Boluarte también está rodeada de inefables asesores que, al ser confrontados con presuntas irregularidades en su manejo de recursos del Estado y al verse descubierto realizando encuentros por encima de sus funciones, demandan a la prensa que los investiga, como el vacado exministro del Interior Juan José Santiváñez.
Estos dos grupos están tan aferrados al poder que someten a la desgastada presidenta a un nuevo frente con el aumento de su sueldo en 125%, de S/16 000 a S/35 568, como si no tuviera ya el suficiente desprecio de la ciudadanía.
Sí, el sueldo presidencial debía sincerarse hace mucho, pero hay formas y una gestión tan cuestionada no puede más que duplicarse el sueldo. Bien haría el ejecutivo en derogar el decreto del aumento o mejorarlo disponiendo que rija a partir del siguiente gobierno, pero pedirle algo de desprendimiento a esta gestión, llena de problemas debido a la frivolidad de la jefa de Estado, es gritar al vacío.