El Festival Internacional de la Canción de Viña del Mar, cuya primera edición se desarrolló hace 65 años en el anfiteatro de la Quinta Vergara, gracias a su permanencia ininterrumpida se ha convertido en el evento musical más importante de América Latina y un referente dentro del rubro de los espectáculos de gran envergadura. Desarrollado en la Quinta Vergara, ubicada en la región de Valparaíso, el certamen año a año presenta una competencia de canciones en las categorías internacional y folclórica, cuyos participantes son elegidos luego de una escrupulosa selección. También, durante las noches del festival, suben al escenario populares cantantes y bandas de categoría mundial. Nuestro país desde hace muchos años, ha tenido una presencia importante en el evento, desde los setenta con el cantante Homero, hasta este 2025, con la intérprete ayacuchana Renata Flores. La exposición que da a los artistas aparecer unos minutos durante la transmisión, es importante, pero tampoco hay que creer que luego de Viña del Mar, las carreras de los que participaron cambiará de la noche a la mañana. Valgan verdades, al cabo de los años, la mayor atracción del festival chileno son las estrellas invitadas al show, cuyas presentaciones se constituyen en las horas con mayor audiencia y lo que el público espera con ansiedad. La secuencia en la que desfilan las canciones de la competencia son un pretexto para justificar el evento musical, tanto que hasta parece de “relleno”. ¿Alguien recuerda el nombre de algunos de los temas ganadores del festival? ¿Alguna de las canciones se ha convertido en un hit a nivel global? Con nuestras respuestas podemos darnos cuenta de que no hay que cifrar demasiadas expectivas respecto a la participación del talento local, si es que se logra clasificar, tomarlo como una experiencia más, pero nada con creer que la vida les cambiará para los artistas que suben al escenario del certamen. A todo esto, hay que sumarle, la vigencia del llamado “monstruo de la Quinta Vergara, que no es nada más ni nada menos que un público que sin la menor empatía y el respeto, puede atacar al artista si lo que está viendo no le agrada. Su última víctima, el humorista venezolano George Harris, que tuvo que salir del escenario porque no estaba dispuesto a seguir recibiendo agresiones. Como verán, Viña, ahora es solo un buen programa televisivo con grandes invitados. Nada más.