El Perú es el país del perdón: PPK es un sinvergüenza al que ahora debemos tenerle lástima porque Vizcarra, el otro sátrapa, conspiró junto a Fujimori para dejarlo sin la presidencia. Vaya, pensé que el colorado había renunciado por no separar los negocios con Odebrecht con su cargo de ministro en la época del mitómano Toledo. Somos un país conformista con nuestra clase política. A García le dimos la segunda oportunidad de su vida: tener el honor de volver a ser el presidente, y terminó con un tiro en la cabeza al huir de la justicia. Antes, en el 85, a los de mi generación nos hizo expertos en sobrevivir a la híper inflación y a dudar del futuro de la nación. Si Alberto Fujimori no estuviera preso, condenado a 25 años por asesinato, estoy seguro que se le hubiese perdonado el robo a discreción que hubo durante su régimen. No me cabe duda que hubiera sido jefe de Estado cuántas veces le dé el cuerpo. Por algo su hija es la opositora más relevante de los últimos años. Frente a estos motivos , no me cabe duda que hoy Castillo está convirtiéndose en una víctima, pese a que no merece el perdón de nadie. Con los años, seguro pasará a ser una anécdota. Y así como a Fujimori, García, PPK y Vizcarra se les ha perdonado por sus “errores”, el aprendiz de dictador buscará su segunda oportunidad. Ojalá se le procese y sea condenado para evitar su postulación.