Luis Galarreta ha resultado más papista que el Papa, más fujimorista que la propia Keiko y, la verdad, solo falta que vaya a un cirujano plástico y se transforme en chinito (o japonés). Totalmente mimetizado.

El congresista de Fuerza Popular, con una pasión que jamás exhibió cuando integraba Renovación Nacional, Alianza Unidad Nacional, el Partido Popular Cristiano y Alianza Por el Gran Cambio, es ahora el paladín de la tienda naranja, y sobre todo de su lideresa, a quien no hay que tocar ni con el pétalo de una sospecha.

El martes, luego de conocer a través de Correo que la Fiscalía abrió investigación a la excandidata presidencial por lavado de activos y defraudación tributaria como parte de las pesquisas al exsecretario general de su partido, Joaquín Ramírez, puso el grito en el cielo y acusó una campaña montada contra el fujimorismo. Y la mueca, tanto como la del deslenguado Héctor Becerril, que supone algo orquestado, estuvo dirigida al gobierno.

Lo que debería hacer el vocero de la mayoría parlamentaria es, por el contrario, asegurar que su jefa se someterá a las indagaciones fiscales correspondientes porque, como alguien ha dicho por ahí, una candidata presidencial no puede correrse del Ministerio Público. A menos que... haya tirado la toalla, tras dos derrotas presidenciales consecutivas, y no piense postular en 2021.

Lo mismo debería sugerirle a Kenji, Sachie y Hiro, los hermanos de la doña, quienes también enfrentan una investigación en la Segunda Fiscalía Supraprovincial de Lavado de Activos por el espectacular incremento de capital de la empresa Logística Integral Marítima Andina S.A. (Limasa). Se dice que formaron esta empresa con un sostén mínimo y, de la noche a la mañana, movían millonadas. Tampoco, tampoco.

Los fujimoristas le han caído con todo a los expresidentes Toledo, García y Humala -y al propio Kuczynski- por el caso Odebrecht y demandan que los ajusten judicialmente, pero cuando los tocan, como en esta ocasión, mandan a Galarreta a la línea de ataque con toda la batería para que hinque a diestra y siniestra. Uno de estos días va a gritar: ¡Soy inocente! en nombre del clan Fujimori.

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