El enfrentamiento del periodismo libre con los gobiernos es una necesidad ineludible para sostener el sistema democrático. La característica de las dictaduras es la eliminación de la prensa, pero los gobiernos democráticos también tienen la tentación de enfrentarse a los medios de comunicación. Los gobiernos de las democracias débiles, en particular de los países subdesarrollados políticamente, también suelen caer en la tentación totalitaria en su relación con la prensa. En el Perú, la tensión entre el periodista y el poder político se mostró de manera muy evidente durante el proceso que culminó con la censura por el Congreso de la primera ministra Ana Jara. Es importante recordar que la última censura a un primer ministro en nuestro país se realizó hace más de cincuenta años. La primera censura a un gabinete en este siglo empezó el 15 de enero, cuando la revista Correo Semanal publicó documentos que demostraban el continuo seguimiento de agentes de la Dirección Nacional de Inteligencia al ex primer ministro del gobierno anterior Jorge del Castillo y al exministro del Interior del mismo gobierno Miguel Hidalgo, así como al empresario Jaime Mur. Con relación a esta primera denuncia, el diario Correo publicó el 1 de abril un editorial que expresa la tensión permanente entre los periodistas y el gobernante de turno: “Mal haría el jefe de Estado en culpar también a la prensa y en especial a este medio por la situación en que se encuentra su gobierno tras la censura a su ministra, teniendo en cuenta que este dolor de cabeza para Palacio de Gobierno se inició el 15 de enero último ante la primera denuncia -videos incluidos- de espionaje a personajes críticos al régimen. El Grupo Epensa, a través del diario Correo, la revista Correo Semanal y nuestras plataformas digitales, ha cumplido de manera independiente y democrática con la elemental misión periodística de recibir información sobre hechos irregulares que cometen autoridades públicas, procesarla, comprobar su veracidad y ponerla al alcance de nuestros lectores”. Si bien es cierto que la revista Correo Semanal inició esta campaña y la siguió el diario Correo, es mi deber destacar el inmenso apoyo de los medios de comunicación del país y también de medios extranjeros solidarios con nuestras denuncias. Yo mismo he tratado diferentes temas relacionados con esta primera denuncia, no una sino varias veces, en la televisión abierta, en la televisión de cable, en las radios y en los diarios. No hemos estado solos en esta lucha, que siempre es desigual. El director de Correo y Correo Semanal, Iván Slocovich, escribió un artículo editorial el 1 de abril, en el que señalaba: “El duro golpe que ha recibido el gobierno del presidente Ollanta Humala al ver caer uno de sus gabinetes por el uso ilegal de la Dirección de Inteligencia (DINI), debería servir de lección a todos aquellos políticos que públicamente o en secreto sueñan con llegar a Palacio de Gobierno, sobre el daño que ocasiona el mal uso de un organismo que debería servir solo para hacer frente a las amenazas internas y externas que pueda sufrir el Estado”. Al pan, pan y al vino, vino; las cosas claras y el chocolate espeso, aplaudo y suscribo estas palabras de un artículo titulado “¿Aprendieron la lección?”.

El jueves 22 de enero, Correo Semanal publicó otra denuncia, que fue reseñada en el diario Correo el 10 de abril con un titular muy sugestivo: “DINILEAKS”. En este exhaustivo informe se reveló que los principales responsables de las acciones de seguimiento a políticos de oposición y del propio oficialismo desde la DINI comparten con el presidente Ollanta Humala un mismo pasado: son miembros de la promoción militar Héroes de Pucará y Marcavalle de 1988. Todos estos reportajes motivaron que la censurada Primera Ministra anunciara el “cierre temporal” de la DINI para su “reorganización” y la destitución de los cabezas del servicio de inteligencia, todo lo cual no impidió ni podía impedir su censura por un Congreso que ha recuperado algo de su dignidad perdida. Para el presidente nominal del Perú, por esta misma razón, el Congreso carece de autoridad moral. El nombramiento de Pedro Cateriano como presidente del Consejo de Ministros mantiene y tal vez aumente la tensión con el periodismo. En ese sentido, suscribo sin dudas ni murmuraciones otro artículo editorial de Iván Slocovich, responsable legal de lo que se publica sin firma en Correo y Correo Semanal: “Es evidente que el presidente Humala ha quedado con sangre en el ojo luego de que le tumbaron el gabinete Jara, pero sus ánimos de querer cobrarse la revancha con Cateriano en la PCM pueden traerle serios problemas al país, pues se vienen días de confrontación, golpes bajos y de esa incertidumbre política que afecta a la confianza y las inversiones que tanto necesita el país para poner a calentar una economía que tiende a enfriarse”. Ojalá que no se cumplan estos pronósticos negativos pero, por si acaso, los periodistas políticos estamos con orden de inamovilidad y en sesión permanente.

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