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El presidente estadounidense ha realizado un periplo por los países de la península arábiga, especialmente Arabia Saudí, concluyendo en Gran Bretaña. El objetivo de esta visita tiene especial relación con el problema del desarrollo del Estado Islámico. Si no fue creación de Washington, al menos este fue su principal impulsor, pues fue utilizado inicialmente por la política exterior estadounidense para el desarrollo de la Primavera Árabe de los países mediterráneos, a través de lo que se denominó el efecto “enjambre”.

Sus resultados no fueron los esperados, pues el sentido e interpretación de la democracia es muy diferente al que tenemos en Occidente, y como resultado de ello se tiene que los fundamentalistas formaron el Estado Islámico, desatando el absoluto caos en Medio Oriente. Por ello, Obama ha ido a Arabia Saudí a fin de gestionar que dicha monarquía deje de financiar al EI para que este acepte los términos de paz que se acordaron en Ginebra. Hay que recordar que el gobierno yanqui financió al EI proporcionándole las armas a fin de derrocar al gobierno sirio, fracasando en su intento debido a la intervención rusa, que apoyó a Siria. Esperamos que los aliados saudís hayan aceptado los requerimientos de Obama y suspendan su asistencia al EI.

La visita a Londres tiene otro sentido aparte de la coordinación contra el EI, y es que Gran Bretaña ha convocado a un referéndum para ver si se retira de la Unión Europea, lo cual, si sucediera, sería un desastre tanto en lo económico como en lo político, lo que preocupa profundamente a Estados Unidos. Ahora tiene que lidiar con su propia creación.