Miss Perú, como la mayoría de certámenes de belleza en el mundo entero, a pesar de los avances de la mujer en pleno siglo XXI, es un concurso en el que no se valora ni la inteligencia, un “alma noble” y mucho menos los conocimientos. Valgan verdades, en estos shows televisivos gana quien tiene porte de soberana, presume de un cuerpo de reina y, sobre todo, un rostro que impacte, así de claro. En los últimos años ya no importa ni que las candidatas se presenten con implantes en el busto, se hayan corregido la nariz, afinado los pómulos y hasta que hayan sometido a alguna liposucción, entre otros retoques. Las reglas no descartan las cirugías, como tampoco -me imagino- el sobrepeso en las participantes, porque se supone que estamos en los años de la inclusión y no se debe discriminar. Fue por eso, imaginamos, que en la actual edición del Miss Perú 2016 se permitió la inscripción de Mirella Paz, de 19 años, una jovencita con algunos y evidentes kilos de más que inmediatamente generó la polémica y, en las cada vez más crueles redes sociales, el insulto. Le cayó de todo y de qué manera. Pero Mirella salió a enfrentar lo que se venía. Sin embargo, ¿en verdad ella pensará que va a ganar? No creo que en la ingenuidad de sus pocos años imagine que en un certamen en el que la frivolidad cunde pueda llegar a ser finalista, por más y que cuente que ha perdido 18 kilos y que espera bajar más para lograr su objetivo. Su salud tampoco es una carrera contra el tiempo para saciar las apetencias de un estricto jurado calificador. Pero de lo que sí la jovencita Paz podrá presumir hoy y siempre cuando recuerde su participación en Miss Perú 2016 es que le ganó al prejuicio, se atrevió a desfilar ante la prensa y sus compañeras orgullosas de lo que es y no de lo que quieren que sea. Y allí está el valor de su experiencia, de ese atrevimiento a contar su historia de discriminación, bullying y baja autoestima. Quienes pensaron que incluirla generaría impacto mediático y que todo el mundo hablaría del certamen, no se equivocaron, pero Mirella le dio la vuelta y, además del concurso, todos hablan de ella y le dio voz a todas las mujeres que como a ella, las miran de reojo y les niegan hasta el trabajo porque siempre se piden señoritas de “buena presencia” y ser gordita no está en esa categoría. Mirella se atrevió a desafiar convencionalismos en un concurso en que por más que se le adorne, siempre ganará la tradición del 90-60-90 . Por eso, la corona de Miss Perú 2016 ya la tiene Mirella Paz, con resultado anticipado y cetro más que merecido. ¡Viva la reina!